21/6/08

Flames

واعرب عن مكافحة لي ، وقال انه يغني لي ، يحب انا أغنيته

No entiendo aún como fue. Sólo sé que de entre aquel montón de sonidos descontroladamente locos, se levantó una voz que me empujó a levantar mis brazos, a agitarlos en el aire, a mover mis piernas, a levantar polvo. Aún no sé porqué, pero mi cuerpo se dividió, mi mitad superior hacia arriba, hacia la luna, mi mitad inferior, hacia el centro de la tierra. Era un árbol, un puto árbol, moviendo sus ramas al viento y hundiendo sus raíces en la tierra. Oía lo que aquella voz me cantaba, oía su intención, el viento jugaba conmigo, exploraba mi cuerpo, yo me dejaba. Aquella noche, me acosté con la existencia.

أريدك صدقوني ، سوف أكون الرقص كل ليلة ، وانا بحاجة لكم

9/6/08

Según las sagradas escrituras del hinduísmo, la mujer que es desposada se convierte en mitad de su marido, cuando él muere, muere también esa mitad de la mujer que le correspondía. Es entonces cuando a la mujer se le imponen tres opciones:

· Casarse con el hermano más joven de su difunto marido.


· Morir inmolada en la pira fúnebre.


· Condenarse al ostracismo y negar una vida con normalidad.



Normalmente escogen por ellas la tercera opción. Viven en un mundo aparte a la sociedad corriente, si tocan a una mujer decente y casada, ésta debe purificarse con agua, pues la ha contaminado. Están enfermas de la peste de ser viúdas.


Se acinan todas en los ashrams, hogares de acogida regentados por ellas mismas donde malamente sobreviven de lo que consiguen con la mendicidad. Hay un gran número de ashrams por ejemplo en la ciudad de Benarés, donde según la tradición, quién allí muera acabará su ciclo de reencarnaciones. Para hacerse a una idea, hay casi 34 millones de viúdas en esta situación en la India, distinguidas con su carácterístico saari blanco.
Este tipo de prácticas, al igual que el matrimonio concertado o con menores de edad, fue prohibido hace ya más de 80 años, pero la conservadora India aún sigue creyendo que si una mujer muere pura, irá al cielo, si no lo hace así, se reencarnará en el estómago de un chacal.

2/6/08

Animalada.

Encontrábame yo con algún que otro congénere de mi grupo de socialización habitual, todos de la esfera científica, a cierto momento temprano del día, de camino al promontorio montañiforme de Aloia. La excusa para haberme levantado a las 7 de la madrugada no era otra que la realización del primer P.I.L.I.N.G (programa de inmersión lingüística en galego) de mi centro docente, pues ahora la Nature, que cesó de publicar en inglés, se vende en gallego, catalán y aranés. Cuando bajamos mis congéneres y yo al alegre campo se escucha por mi diestra trasera:
- ¿Y si me atacan los topos? Tienen una organización terrorista secreta...
Ante esto no pude más que reaccionar,desde mi erudita visión, con una estridente carcajada con cierto toque de humor "retranqueño", a la vez que enarcaba la ceja como queriendo transmitir un educado "¿Qué carallo bebeches, Sue Ellen?". A continuación, un homínido mochilero nos ofreció, a toda la congeneridad, una banana de considerables proporciones (sobra mencionar los recurrentes chistes sobre su tamaño y apariencia morfo-fálica con relacción a mi condición sexual). A continuación, y tras caminar un corto trecho, se oyó la siguiente pregunta:
- ¿Por qué las cabras me miran así?
Al punto se oyó en respuesta:
- Son orgullosas, ¿cómo quieres que te miren?
Esta vez no hubo carcajada ni sonrrisita alguna, todo el grupo se había quedado helado metafilosofando sobre porqué aquellos grupos de distintas especies aanimales nos miraba de aquella manera. Estas fueron las respuestas obtenidas, arduamente sudando sangre y exvotos durante 5 km, conseguidas con respecto a aquellas difíciles preguntas:
* ¿Por qué esa vaca me mira así? Es un animal orgulloso, muy señora la vaca, se cree superior a nosotros, disfruta de que le palpen las ubres, pero con delicadeza. Con esos ojos te está dejando bien claro que no eres su tipo, lo sentimos.
* ¿Por qué ese cuervo se posó en ese árbol? Tus ojos lo han hechizado... ¡mierda, tápatelos!
* ¿Y esa oveja? ¿La que se posó en el árbol? ¡Ah, no! ¿Aquella dices? Que quieres que te diga, las ovejas son tontas, se dejan hacer de todo, a tu gusto. ¿Como? No chico, lo siento, eso no te lo dejará hacer.
Lo más frustrante de todo este trabajo de campo, señores lectores, es que es completamente verídico, yo mismo participé de él, como afamado científico. Por lo que, siguiendo ahora mismo un discurso lógico sobre lo acontecido, sonsaco a mis terribles neuronas la siguiente conclusión:
"Jamás, nunca de los jamases, vayas al monte vestido de rojo".
Firmado por don Arjomiro Ounon Miro, doctor honoris causa por la Universidá de Allarís.